Ochenta años después de que una bomba atómica devastara su ciudad, los sobrevivientes de Nagasaki se reunieron este sábado para honrar a las víctimas y renovar su llamado a la abolición de las armas nucleares, poniendo sus esperanzas en las nuevas generaciones.
El 9 de agosto de 1945, tres días después de Hiroshima, un ataque de Estados Unidos mató a 70 mil personas en Nagasaki —140 mil murieron en Hiroshima— y marcó el inicio del fin de la Segunda Guerra Mundial.
La rendición japonesa llegó el 15 de agosto, tras casi medio siglo de agresión militar en Asia.
En el Parque de la Paz, unas 2 mil 600 personas, incluidos representantes de más de 90 países, guardaron un minuto de silencio a las 11:02 de la mañana, hora exacta en que explotó la bomba de plutonio. El acto estuvo encabezado por el alcalde Shiro Suzuki y el primer ministro Shigeru Ishiba, acompañados por campanadas y la suelta de palomas como símbolo de paz.
“Nunca más”
“Incluso después de que terminara la guerra, la bomba atómica causó un terror invisible”, recordó el sobreviviente Hiroshi Nishioka, de 93 años, quien advirtió: “Nunca usen armas nucleares de nuevo, o estamos acabados”.
Otros hibakusha —como se conoce a los sobrevivientes— coincidieron en el mismo deseo: un mundo libre de guerras. Entre ellos, Koichi Kawano, de 85 años, dejó flores en el monumento del Hipocentro, decorado con grullas de papel y ofrendas.
Legado vivo
El número de sobrevivientes se ha reducido a 99 mil 130, con una edad promedio superior a los 86 años. Temen que sus testimonios se pierdan, por lo que organizaciones locales digitalizan relatos y los comparten en redes sociales.
“Solo hay dos cosas que anhelo: la abolición de las armas nucleares y la prohibición de la guerra. Solo veo un mundo donde las armas nucleares nunca se usen y todos puedan vivir en paz”, dijo Fumi Takeshita, de 83 años, quien visita escuelas para transmitir su experiencia.
“Cuando crezcan y recuerden lo que aprendieron hoy, por favor piensen en lo que cada uno de ustedes puede hacer para evitar la guerra”.
Teruko Yokoyama, de 83 años, miembro de una organización en Nagasaki que brinda apoyo a los sobrevivientes del bombardeo atómico, confiesa sentir con fuerza la ausencia de muchos compañeros con quienes trabajó durante décadas. Esa pérdida, asegura, impulsa su firme determinación de preservar las historias de quienes aún siguen con vida.
“Debemos conservar los registros de los daños del bombardeo atómico a los sobrevivientes y sus historias de vida”, señaló Yokoyama, quien perdió a dos hermanas por enfermedades relacionadas con la radiación.
Con ese objetivo, su organización ha iniciado un proyecto para digitalizar los testimonios, que serán difundidos en YouTube y otras plataformas sociales con el apoyo de las nuevas generaciones.
“Hay gente más joven que está comenzando a actuar. Así que creo que aún no hay que deprimirse”.
Debate político
Pese a los llamados, Japón no ha firmado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, argumentando su dependencia del paraguas nuclear estadounidense. El primer ministro Ishiba reiteró el compromiso con un mundo libre de armas nucleares, pero centrado en el Tratado de No Proliferación, cuya revisión se discutirá en 2026 en Nueva York.
En un mensaje leído durante el acto, el secretario general de la ONU, António Guterres, urgió a los países a “pasar de las palabras a la acción” para fortalecer el desarme global.