Misteriosa y resplandeciente, la máscara de jade de Calakmul, descubierta en 1984 por el arqueólogo Arnoldo González Cruz, es una joya de la civilización maya que nos transporta 1300 años atrás.
Su perfección artesanal y simbolismo profundo revelan los complejos rituales funerarios de la élite maya. Esta pieza única, hallada en una tumba de la Estructura VII del yacimiento de Calakmul, está formada por mosaicos de jade que configuran un rostro humano idealizado.
Detalles como ojos de obsidiana y dientes de concha le otorgan una expresividad única, reflejando el papel del gobernante fallecido como mediador entre el mundo terrenal y el espiritual.
Calakmul, ubicado en Campeche, fue un centro urbano maya clave entre los años 250 y 900 d.C. y la sede de la poderosa dinastía Kaan.
En 1931, las ruinas fueron redescubiertas por el botánico estadounidense Cyrus Lundell. Hoy, con más de 6750 estructuras reveladas, este sitio es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
¿Qué representa la decoración de flores en la mascara de jade?
Las tumbas de los soberanos de Calakmul, construidas en piedra caliza y escondidas en monumentales estructuras piramidales, albergaban ajuares funerarios de jade, cerámica y otros materiales sagrados.
La máscara de jade, con su decoración de flores de cuatro pétalos que representan los puntos cardinales y la armonía del cosmos, refuerza su conexión con las creencias post mortem de los mayas.
Aunque no se ha identificado con certeza al propietario de la máscara, los arqueólogos sugieren que podría haber pertenecido a Yuknoom Yich’aak K’ahk’, destacado gobernante del siglo VII d.C. Su proximidad a otras estructuras relacionadas con este líder apoya esta hipótesis.