Con una señal que ha unido a millones de fieles alrededor del mundo, el humo blanco se alzó este jueves 8 de mayo desde la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando al mundo que la Iglesia católica tiene un nuevo Papa.
Minutos después, las campanas de la Basílica de San Pedro repicaron con fuerza, confirmando que los cardenales han elegido al sucesor del fallecido papa Francisco.
La elección se produjo tras la cuarta ronda de votaciones del cónclave, un proceso que se desarrolla en el más estricto sigilo dentro del Vaticano. La incertidumbre reinaba en la Plaza de San Pedro, colmada de peregrinos, turistas y fieles que observaban expectantes.
Un murmullo inicial se alzó cuando, por un instante, pareció que se trataba de humo negro. Sin embargo, segundos después, una densa y clara humareda blanca disipó las dudas, provocando una ovación espontánea entre los presentes.
Este momento marca el cierre del periodo de “sede vacante” y el inicio de un nuevo pontificado. De acuerdo con el protocolo vaticano, tras la señal del humo blanco, el cardenal protodiácono —el encargado de hacer el anuncio oficial— se prepara para salir al balcón central de la Basílica de San Pedro. Desde allí pronunciará la tradicional frase latina “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam” (“Les anuncio una gran alegría: tenemos Papa”), seguida del nombre elegido por el nuevo pontífice.
Poco después, el nuevo Papa realizará su primera aparición pública para impartir la bendición Urbi et Orbi (“a la ciudad y al mundo”), un gesto solemne que marca su primer mensaje como líder espiritual de más de 1,300 millones de católicos en todo el planeta.
El anuncio ha sido seguido en tiempo real por millones de personas a través de transmisiones en vivo, redes sociales y medios internacionales.
Este evento no solo representa un momento histórico para el Vaticano, sino también una nueva etapa para la Iglesia católica, en un contexto de desafíos tanto internos como globales.
En las próximas horas se conocerán más detalles sobre el nuevo pontífice, incluyendo su identidad, nacionalidad y visión pastoral. Por ahora, el mundo católico celebra con emoción la llegada de su nuevo pastor.