En múltiples ocasiones, Donald Trump ha destacado que la Copa del Mundo de 2026 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 son dos de los eventos que más le entusiasman en su segundo mandato. 

Sin embargo, su administración enfrenta una creciente incertidumbre respecto a las políticas de visado para extranjeros que deseen asistir a estas competencias globales. La más reciente prohibición de viaje, que afecta a ciudadanos de 12 países, ha encendido las alarmas sobre cómo estas restricciones podrían interferir con el carácter internacional y abierto que requieren estos eventos deportivos de alto nivel.

¿EN QUÉ CONSISTE LA NUEVA PROHIBICIÓN DE VIAJE?

Desde el 2 de junio, Estados Unidos prohíbe el ingreso de ciudadanos de 12 países: Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. Además, se aplicarán restricciones más estrictas a viajeros de otros siete países: Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela. 

Según el gobierno, estos países presentan deficiencias en sus sistemas de control migratorio o se han negado a readmitir a sus ciudadanos deportados.

¿CÓMO PODRÍA AFECTAR AL MUNDIAL Y A LOS JUEGOS OLÍMPICOS?

De los países afectados por el veto, Irán —una de las selecciones más destacadas de Asia— ya está clasificado al Mundial de 2026, que será coorganizado por Estados Unidos, México y Canadá. Cuba, Haití y Sudán aún compiten por un lugar, y Sierra Leona mantiene posibilidades mediante los playoffs.

No obstante, la política migratoria contempla excepciones para atletas, entrenadores, personal de apoyo y familiares directos que participen en competiciones como la Copa del Mundo o los Juegos Olímpicos. Así, se espera que las delegaciones deportivas no enfrenten obstáculos significativos.

Para Los Ángeles 2028, donde podrían participar más de 200 naciones, las excepciones también estarían vigentes siempre que la política actual no cambie radicalmente.

¿QUÉ OCURRIRÁ CON LOS AFICIONADOS?

La normativa no establece excepciones para los espectadores provenientes de los países afectados, lo que podría restringir significativamente la asistencia del público internacional. Esta limitación no es nueva: incluso antes de la implementación del actual veto, los aficionados iraníes ya enfrentaban serias dificultades para obtener visados a Estados Unidos.

Cabe destacar que muchos de los seguidores que asisten a eventos de esta magnitud suelen formar parte de la diáspora, poseer pasaportes de terceros países o contar con los recursos necesarios para sortear ciertos trámites burocráticos.

En términos de seguridad, los asistentes a eventos como el Mundial o los Juegos Olímpicos suelen representar un perfil de bajo riesgo y contribuyen significativamente al turismo y la economía local.

Aunque Estados Unidos ha reiterado su compromiso de garantizar la participación de todos los países en los Juegos Olímpicos y el Mundial, la política migratoria actual podría suponer barreras para miles de aficionados internacionales. La coordinación entre el gobierno, los organizadores y organismos deportivos será clave para evitar que estas restricciones empañen la celebración de los eventos más grandes del deporte mundial.