Un ataque nocturno de drones ucranianos provocó un incendio en un depósito de petróleo en Sochi, en la costa rusa del mar Negro, lo que obligó a suspender temporalmente los vuelos en el aeropuerto local y movilizó a más de 120 bomberos.

Según el gobernador de Krasnodar, Veniamin Kondratyev, los escombros de un dron derribado impactaron un tanque de combustible y desataron el siniestro.

Rusia aseguró haber derribado 93 drones durante la noche, mientras que autoridades de la región de Voronezh reportaron que otras cuatro personas resultaron heridas por drones ucranianos.

La ofensiva no fue unilateral. En el sur de Ucrania, un ataque ruso con misiles dejó siete heridos en una zona residencial de Mykolaiv. La fuerza aérea ucraniana detalló que Moscú lanzó 76 drones y siete misiles el domingo; al menos 16 drones y seis misiles lograron impactar objetivos en ocho puntos distintos del país.

Este cruce de ataques se da al cierre de una de las semanas más letales en Ucrania, luego de que un ataque ruso del jueves dejó 31 muertos —incluidos cinco menores— y más de 150 heridos.

En paralelo, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy anunció un acuerdo para intercambiar 1.200 prisioneros con Rusia, como resultado de negociaciones realizadas en Estambul en julio. Aunque Moscú no ha confirmado el pacto, Zelenskyy aseguró que se está trabajando en las listas y en el retorno de civiles ucranianos.

El diálogo entre ambos países ha generado tres intercambios de prisioneros en lo que va del año, aunque ninguno ha desembocado en un alto el fuego.

El contexto diplomático también se intensificó con la intervención del presidente estadounidense Donald Trump, quien dio a Putin hasta el 8 de agosto para mostrar avances en el proceso de paz. Steve Witkoff, enviado especial de la Casa Blanca, viajará a Moscú para insistir en la vía diplomática y advertir sobre posibles sanciones económicas si no hay progreso tangible.