El asesinato del precandidato Miguel Uribe Turbay, baleado en junio durante un mitin político, marcó un antes y un después en la política colombiana. Dos meses después de la tragedia, su padre, Miguel Uribe Londoño, de 72 años, anunció que competirá por la presidencia en 2026 con la promesa de continuar el legado de su hijo y enfrentar sin miedo a los violentos que intentaron silenciar su apellido.
“Estoy consciente de los riesgos y peligros que enfrento. Sé que estoy en la mira de los mismos intereses siniestros que cegaron la vida de mi hijo”,
dijo Uribe Londoño desde la Plaza del Congreso en Bogotá, flanqueado por concejales, líderes comunales y congresistas que agitaban banderas de Colombia. “No me intimidan, no me van a quebrar… ustedes serán derrotados”.
El aspirante conservador habló ante una fuerte seguridad policial, con presencia de antimotines y perros antiexplosivos. Allí aseguró que el sacrificio de su hijo se transformará en esperanza: “Colombia jamás volverá a arrodillarse frente a la injusticia y la violencia”.
La Fiscalía ha detenido a seis sospechosos de participar en el crimen, incluido un menor señalado como autor material, mientras avanza la investigación para dar con los autores intelectuales. El gobierno apunta a la Segunda Marquetalia, disidencia de las FARC, como principal responsable.
Uribe Londoño, con trayectoria en el Concejo de Bogotá y el Senado en los años noventa, buscará la candidatura del Centro Democrático, donde competirá contra Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Paola Holguín y Andrés Guerra. Su eje de campaña será la recuperación de la seguridad en un país golpeado por el recrudecimiento de la violencia.
El contexto electoral es incierto: a menos de dos años de las elecciones de mayo de 2026 no hay punteros definidos, pero sí una lista creciente de aspirantes de distintos bloques ideológicos.
El asesinato de Uribe Turbay, de 39 años, conmocionó al país: fue el primer homicidio de un candidato presidencial en tres décadas, lo que encendió las alarmas sobre los riesgos de seguridad en el proceso electoral.
El presidente Gustavo Petro, a quien Uribe Turbay se oponía frontalmente, ha rechazado cualquier señalamiento de persecución y pidió celeridad en la investigación para esclarecer el crimen que sacudió a la política nacional.