Ante la falta de acuerdos entre republicanos y demócratas, Estados Unidos enfrenta una alta posibilidad de un cierre de gobierno a partir del próximo martes por la noche. El desacuerdo sobre un financiamiento a corto plazo mantiene paralizado al Congreso, lo que podría provocar repercusiones permanentes para millones de empleados federales.
En un cierre de gobierno, los trabajadores de seguridad aeroportuaria, controladores aéreos, militares y agentes migratorios deben laborar sin recibir pago, mientras que parques nacionales y museos permanecen cerrados. Aunque el Seguro Social seguiría distribuyéndose, expertos advierten de retrasos en su funcionamiento.
“Los cierres suelen ser temporales, pero generan incertidumbre en los inversionistas”, señaló Carlos Ponce, socio director de SNX.
Una amenaza distinta
Lo que diferencia este posible cierre de los anteriores es la postura del presidente Donald Trump, quien habría considerado ejecutar despidos masivos permanentes en lugar de simples suspensiones de sueldo. La estrategia podría cambiar radicalmente a una crisis políticas recurrentes, con un impacto mucho mayor en la administración pública.
Para evitar el cierre, el Capitolio debe aprobar una resolución continua o 12 proyectos de financiamiento antes del 1º de octubre. Sin embargo, los intentos recientes fracasaron: los republicanos de la Cámara propusieron extender recursos hasta el 20 de noviembre, pero el Senado demócrata rechazó la medida y presentó su propia versión con cláusulas de salud, igualmente descartada. Actualmente, el Congreso se encuentra en receso por el Año Nuevo judío.
Analistas advierten que un cierre podría convertirse en catalizador del “ajuste” esperado en los mercados, abriendo oportunidades de inversión tras meses de fuertes avances bursátiles.