La pausa a los aranceles de Estados Unidos a México está por concluir, y aunque el presidente Donald Trump no ha lanzado amenazas recientes, tampoco ha dado señales de frenar su ofensiva fiscal contra productos mexicanos.
El pasado 31 de julio, tras una llamada con su homólogo, la presidenta Claudia Sheinbaum celebró la suspensión temporal de impuestos, diseñada para facilitar un acuerdo de largo plazo; sin embargo, la incertidumbre persiste. Durante su mensaje en el Zócalo de ayer domingo 5 de octubre, Sheinbaum destacó que el peso se mantiene estable y que México conserva su soberanía pese a las medidas arancelarias.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía, señaló que a lo largo de octubre él y otros funcionarios mexicanos viajarán a Estados Unidos para continuar las negociaciones. Sin embargo, advirtió que aún no hay resoluciones definitivas.
El anuncio reciente de Trump sobre posibles nuevos aranceles a vehículos de carga, muebles y medicamentos complica el panorama, aunque México esperará a que la postura sea oficial antes de responder con tarifas propias.
La pausa a los aranceles, acordada por 90 días, concluirá el miércoles 29 de octubre, fecha a partir de la cual podrían entrar en vigor nuevos impuestos sobre productos mexicanos. Actualmente, solo se aplican aranceles en la industria automotriz, con ciertos beneficios para México y Canadá. Una vez que finalice la pausa, el panorama podría tornarse más restrictivo, afectando a diversos sectores de la economía nacional.
La incertidumbre se refleja especialmente en el sector automotriz, que teme que los nuevos aranceles sean más altos o incluyan medidas más estrictas, señaló Víctor Piz, periodista de El Financiero, en su columna del 3 de octubre.
Asimismo, no hay claridad sobre la duración exacta de estas medidas en Estados Unidos, lo que complica la planificación de empresas y autoridades mexicanas.
Piz destacó que alcanzar un acuerdo comercial ofrecería certidumbre y permitiría revisar el T-MEC sin la presión de los aranceles estadounidenses sobre México y Canadá.
Hasta ahora, México mantiene la expectativa de que las negociaciones conduzcan a un acuerdo sólido que evite una escalada arancelaria y proteja tanto la economía nacional como la relación bilateral en el comercio.
En síntesis, mientras llega el 29 de octubre, el país enfrenta una combinación de cautela y preparación ante posibles medidas fiscales de Washington, con la economía mexicana y sectores estratégicos pendientes de los resultados de las negociaciones.