Un dron equipado con una carga explosiva causó pánico ayer al caer sobre la cubierta exterior de la planta nuclear de Chernóbil, en Ucrania, abriendo un agujero en la estructura y provocando un incendio que fue rápidamente controlado.

Las autoridades ucranianas atribuyeron el ataque a Rusia, aunque el Kremlin negó cualquier responsabilidad.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), organismo de la ONU, aseguró que los niveles de radiación en la planta no se han visto afectados y que la cubierta de contención interna permanece intacta. Según la AIEA, su equipo en el sitio escuchó la explosión y verificó el impacto del dron, pero no señaló a un responsable directo. 

El personal de la agencia reaccionó de inmediato tras el incidente, confirmando que no hubo víctimas.

Este ataque reavivó los temores de un desastre nuclear en una región que aún recuerda el catastrófico accidente de 1986 en Chernóbil, el peor en la historia de la energía nuclear.

Durante los tres años de guerra, las hostilidades en torno a las plantas nucleares han generado preocupación constante. Otro ejemplo es la central de Zaporiyia, la más grande de Europa, que ha sido blanco de ataques con drones sin que se hayan registrado daños graves hasta el momento.

El incidente ocurrió después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara su intención de reunirse con el presidente ruso, Vladímir Putin, para discutir el fin del conflicto. Este movimiento fue interpretado por algunos como un reconocimiento implícito del liderazgo de Putin en la resolución de la guerra, dejando en segundo plano al presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, y a los aliados europeos.

Rusia tuvo la culpa de ataque en Chernóbil: acusa Ucrania 

Zelenskyy aseguró que el ataque en Chernóbil fue perpetrado por un dron ruso con una potente carga explosiva, causando daños en la cubierta exterior de la planta y en un garaje de mantenimiento cercano. 

La estructura afectada, construida en 2016 sobre una capa de contención previa, tiene como propósito evitar la liberación de radiación. Las autoridades ucranianas publicaron imágenes del daño en la cubierta, una masiva estructura de acero y concreto de 40 mil toneladas, de dimensiones suficientes para albergar la catedral de Notre Dame de París.

A pesar del impacto, expertos como Oleksandr Kharchenko, director del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio en Kiev, sostienen que no hay un riesgo inmediato de fuga radiactiva. No obstante, el ataque subraya la fragilidad de la seguridad nuclear en un conflicto prolongado.

Desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, negó la implicación de Rusia y sugirió que el ataque pudo haber sido una operación de ‘bandera falsa’ organizada por Ucrania para incriminar a Moscú y entorpecer las negociaciones de paz con Trump y Putin.