Las elecciones parlamentarias anticipadas en Alemania dieron el giro esperado en el panorama político del país: los conservadores de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su líder Friedrich Merz resultaron ganadores, aunque sin una mayoría clara.
Por otro lado, Alternativa para Alemania (AfD), partido de ultraderecha, duplicó su apoyo, logrando su mejor resultado desde la Segunda Guerra Mundial.
El canciller Olaf Scholz reconoció la derrota de los socialdemócratas y calificó los resultados como “amargos”. Según las proyecciones de las cadenas públicas ARD y ZDF, su partido quedó relegado al tercer puesto con el peor desempeño en su historia reciente.
Los comicios fueron convocados antes de lo previsto debido al colapso de la coalición gobernante en noviembre. La falta de confianza en el gobierno de Scholz, sumada a una economía estancada y preocupaciones sobre la migración, marcó una campaña electoral tensa.
La Unión Demócrata Cristiana de Merz apostó por un discurso más rígido en cuanto a la migración, lo que generó fricciones en el debate público. Además, la incertidumbre sobre el respaldo a Ucrania y la relación de Alemania con la administración Trump influyeron en el voto. Como miembro clave de la Unión Europea y la OTAN, el papel del país en la geopolítica sigue siendo determinante.
Un futuro político incierto
Merz expresó su intención de formar gobierno lo antes posible. “Lo más importante es restablecer un gobierno viable en Alemania lo más rápido posible”, afirmó ante sus seguidores.
Sin embargo, la conformación de una coalición podría ser un reto. Aunque una alianza con los socialdemócratas es una opción, la posibilidad de incluir a un tercer partido no está descartada. Por su parte, el candidato de los Verdes, Robert Habeck, instó a Merz a moderar su postura tras una campaña polarizada.
Los resultados preliminares indican que la CDU obtuvo cerca del 29% de los votos, mientras que AfD alcanzó aproximadamente el 20%. Los socialdemócratas de Scholz apenas superaron el 16%, cayendo por debajo de su mínimo histórico de 2017.
Los Verdes, quienes formaron parte del gobierno saliente, obtuvieron entre el 12 y el 13% de apoyo. Mientras tanto, el Partido de Izquierda mostró una leve recuperación, sumando hasta un 9% de los votos.
Otras formaciones más pequeñas, como los Demócratas Libres y la Alianza Sahra Wagenknecht, quedaron cerca del umbral del 5% necesario para obtener representación parlamentaria.
Ultraderecha celebra sus mejores resultados
La gran sorpresa de la jornada fue el ascenso de AfD. Su candidata a la cancillería, Alice Weidel, celebró los resultados y sugirió que su partido podría participar en negociaciones de coalición.
No obstante, Merz y los demás partidos tradicionales han rechazado tajantemente cualquier acuerdo con la ultraderecha.
El avance de AfD causa preocupación en distintos sectores. Josef Schuster, presidente de la principal organización judía en Alemania, advirtió sobre el peligro de que un partido con vínculos ideológicos con el neonazismo gane terreno en la política nacional.
Con más de 59 millones de votantes habilitados para elegir a los 630 miembros del Bundestag, Alemania se prepara para un proceso de negociaciones que definirá su rumbo en los próximos años.