Aunque los aranceles no figuraban en la agenda oficial de la Cumbre de Robótica celebrada en Boston, fueron una preocupación latente para los asistentes.
“Es de lo que más hablamos en los pasillos”, admitió Steve Crowe, presidente del evento. La disputa comercial entre EE.UU. y China afecta directamente a los componentes clave para construir robots, como sensores, semiconductores, baterías e imanes de tierras raras.
El impacto en los fabricantes estadounidenses
Elon Musk, CEO de Tesla, alertó que las restricciones chinas sobre imanes de tierras raras podrían retrasar el desarrollo de su robot humanoide Optimus.
En la cumbre, Pras Velagapudi, CTO de Agility Robotics, señaló que las tensiones comerciales han traído “inconveniencias” en su cadena de suministro, aunque también oportunidades para el desarrollo interno. Su robot Digit ya opera en una planta estadounidense del fabricante alemán Schaeffler.
Para Al Makke, director de ingeniería en Schaeffler, si la producción se traslada a EE.UU., habrá escasez de mano de obra, lo cual abrirá la puerta a la automatización mediante robots humanoides.
La Federación Internacional de Robótica reportó un aumento del 9.6% en robots instalados por automotrices estadounidenses.
China aún domina el escaparate humanoide
Unitree, empresa china, mostró en la Cumbre su robot humanoide G1, único en el evento. Con un costo que podría aumentar hasta los 40 mil dólares debido a aranceles del 145%, su presencia resalta los desafíos que enfrentan las empresas estadounidenses frente a la competencia extranjera.
Francesca Torsiello, de la firma Adapt Talent, comentó que ingenieros de Canadá ahora son más cautelosos para trabajar en EE.UU. por el clima político, lo que refleja un desafío adicional en la carrera tecnológica.