El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, reconoció que Walmart podría trasladar parte del impacto de los nuevos aranceles impulsados por el presidente Donald Trump a los consumidores, lo que implicaría un alza en los precios.
En entrevistas televisivas, Bessent detalló que conversó con el director general de Walmart, Doug McMillon, y señaló que, aunque la empresa absorberá algunos costos, otros inevitablemente serán asumidos por los clientes. Este reconocimiento ocurre luego de que Trump advirtiera públicamente a Walmart que no subiera los precios y prometiera vigilar sus acciones.
Pese a las preocupaciones por inflación, Bessent minimizó los riesgos, afirmando que los efectos de los aranceles estarían contenidos y que el gobierno de Trump utiliza la incertidumbre económica como táctica de negociación en las conversaciones comerciales, especialmente con China.
También desestimó la reciente rebaja de Moody’s a la calificación crediticia de EE. UU., al considerarla un “indicador rezagado”, y defendió el plan fiscal de Trump, que podría sumar 3.3 billones de dólares al déficit en la próxima década, alegando que el crecimiento económico compensaría ese aumento.
Sin embargo, Walmart ya ha empezado a registrar aumentos de precios desde abril. Su director financiero, John David Rainey, advirtió que hay un límite a lo que cualquier minorista puede soportar.
Aunque Bessent argumentó que el informe financiero de Walmart plantea un “peor escenario” por razones legales, la realidad en tiendas sugiere que los consumidores enfrentarán impactos inmediatos.
Trump, por su parte, responsabilizó a Walmart y China de absorber los costos y advirtió que vigilará sus decisiones. Mientras tanto, la administración sigue negociando nuevas tasas arancelarias con unos 40 socios comerciales, en medio de una incertidumbre que complica la planeación financiera de empresas y familias.
En el trasfondo, persiste el escepticismo sobre la promesa de la Casa Blanca de lograr un crecimiento sostenido del 3%, especialmente considerando que los recortes fiscales de 2018, aunque impulsaron el crecimiento temporalmente, también elevaron el déficit. La nueva ronda de negociaciones con China, que incluye la reducción de aranceles del 145% al 30%, refleja un intento por reencauzar relaciones comerciales estratégicas, aunque bajo un ambiente tenso y volátil.
Bessent insistió en que esta incertidumbre es una herramienta deliberada: “Si diéramos demasiada certeza, otros países nos jugarían en las negociaciones”, afirmó. Sin embargo, esa estrategia ha generado preocupación entre pequeños empresarios y consumidores, quienes enfrentan la presión de precios crecientes y la falta de claridad sobre el rumbo económico a corto y mediano plazo.