El expresidente estadounidense Donald Trump afirmó el 20 de mayo que Canadá expresó su intención de integrarse al nuevo sistema de defensa antimisiles conocido como Domo Dorado, un ambicioso proyecto militar de tres años con un presupuesto inicial de 175 mil millones de dólares.
“Canadá nos ha llamado y quiere ser parte de esto. Quieren sumarse y ser parte de esto”, dijo Trump desde la Oficina Oval.
Añadió que “Canadá pagará la parte que le corresponde” y que ambos países coordinarán la fijación de precios.
Ottawa confirma negociaciones con Estados Unidos
El gobierno canadiense respondió a los dichos de Trump señalando que se encuentra en conversaciones con Washington sobre este proyecto, en el marco de las negociaciones comerciales y de seguridad lideradas por el primer ministro Mark Carney.
Aunque la forma de participación canadiense sigue sin definirse, el interés de Ottawa representa un posible cambio de postura, ya que en 2005 el entonces primer ministro Paul Martin rechazó oficialmente sumarse al sistema de misiles estadounidense, lo que generó un largo debate político interno.
¿Qué papel jugaría Canadá?
Canadá es miembro activo de NORAD, el Comando Norteamericano de Defensa Aeroespacial, y ya colabora con EE.UU. en la vigilancia del espacio aéreo del continente.
Sin embargo, hasta ahora no participa en decisiones operativas, como la autorización del uso de armas defensivas.
Según declaraciones recientes del exministro de Defensa canadiense Bill Blair, existe interés en involucrarse más debido a la modernización de sensores en el Ártico y al desarrollo de nuevas amenazas globales, como misiles hipersónicos.
El comandante estadounidense de NORAD sugirió que la participación canadiense podría seguir limitada al rastreo de amenazas.
El analista Wes Rumbaugh coincidió en que esto parece una extensión natural de la cooperación NORAD, aunque considera relevante que Trump haya enfatizado la alianza con Canadá.
Un proyecto costoso y de largo plazo
Trump afirmó que el sistema se completará en tres años. No obstante, expertos como Rumbaugh advierten que ese plazo es poco realista.
La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que el costo final podría superar ampliamente los 175 mil millones anunciados.
El interés canadiense, aunque todavía indefinido, reabre el debate sobre el rol del país en la defensa continental y pone nuevamente sobre la mesa la seguridad compartida en América del Norte.