Israel lanzó un ataque de gran escala contra instalaciones nucleares en Irán que, según expertos internacionales, asestó uno de los golpes más contundentes hasta ahora al programa atómico de la República Islámica.
La ofensiva, que incluyó bombardeos de precisión contra la planta de enriquecimiento de Natanz, afectó infraestructura crítica, eliminó a figuras del sector científico-militar y podría retrasar el desarrollo de una posible arma nuclear iraní durante meses o incluso años.
De acuerdo con informes oficiales y análisis de especialistas, la ofensiva israelí destruyó parte de la instalación donde se enriquecía uranio hasta niveles del 60%, muy por encima del uso civil y a solo un paso del 90% necesario para una bomba nuclear. También fue demolido el sistema eléctrico de respaldo, lo que podría haber dañado equipos sensibles, como las centrifugadoras que giraban a alta velocidad en ese momento.
UN GOLPE QUIRÚRGICO A LA CAPACIDAD NUCLEAR DE IRÁN
Fabian Hinz, experto en el programa nuclear iraní del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres aseguró que los daños fueron significativo.
David Albright, especialista en armas nucleares, estimó que el operativo podría retrasar hasta por un año cualquier intento de Irán de fabricar un arma nuclear.
Los analistas coinciden en que la estrategia israelí apuntó tanto a eliminar a científicos como a destruir equipo altamente especializado. El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, confirmó que la parte superficial de Natanz fue arrasada, incluidos sistemas eléctricos y generadores de respaldo.
NATANZ, EL BLANCO PRINCIPAL
La planta de Natanz, ubicada a unos 220 kilómetros al sureste de Teherán, es la instalación más antigua y con mayor capacidad de enriquecimiento de Irán, y pese a estar fuertemente custodiada por la Guardia Revolucionaria y protegida por sistemas antiaéreos, fue alcanzada con precisión en la madrugada del viernes 13 de junio.
Aunque la sección subterránea de la planta –enterrada para resistir ataques aéreos– no habría sufrido daños directos, el corte de energía podría haber afectado las 10,000 centrifugadoras instaladas allí, utilizadas para enriquecer uranio hasta un 5%.
“A las centrifugadoras no les gusta la vibración”, advirtió Albright, al explicar que las piezas internas pueden romperse por la onda expansiva o la pérdida repentina de electricidad.
FORDO: OTRO PUNTO BAJO VIGILANCIA
Además de Natanz, la planta de Fordo, construida bajo una montaña al suroeste de Teherán, también fue objeto de inquietud.
Medios iraníes reportaron explosiones en sus alrededores, aunque no hay confirmación oficial de daños en el interior. Según Hinz, Israel carece del tipo de bombas penetrantes necesarias para impactar directamente en Fordo, capacidad que solo tiene Estados Unidos. No obstante, expertos no descartan que Israel intente desactivar la planta bloqueando el acceso o cortando el suministro eléctrico.