Berlín se convirtió este miércoles en el epicentro diplomático previo a la esperada cumbre entre el presidente estadounidense Donald Trump y el mandatario ruso Vladímir Putin, que se celebrará el viernes en Alaska. 

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, arribó hoy a la capital alemana para reunirse con el canciller Friedrich Merz y sostener encuentros virtuales con Trump y otros líderes europeos, en un intento de reforzar la postura de Kiev antes de las negociaciones.

Merz organizó una serie de reuniones telemáticas con mandatarios de la Unión Europea y Ucrania para “dejar clara la posición de los europeos” frente al conflicto, según explicó el portavoz gubernamental Steffen Meyer. 

La convocatoria surge en respuesta a la exclusión de Zelenskyy y los líderes europeos de la cumbre de Alaska, donde Trump y Putin buscarán —al menos en teoría— un posible camino hacia el fin de la guerra que Moscú libra contra Ucrania desde hace cuatro años.

El itinerario de Zelenskyy incluye primero un diálogo con sus homólogos europeos, seguido de una llamada con Trump y su vicepresidente, J.D. Vance. La última conversación del día será con los miembros de la llamada “coalición de los dispuestos”, grupo de países dispuestos a supervisar un eventual acuerdo de paz.

En un mensaje en su canal oficial de Telegram, Zelenskyy insistió en que no ve señales de que Rusia esté dispuesta a detener la guerra. 

“Debe aplicarse presión sobre Rusia para una paz honesta. Debemos aprovechar la experiencia de Ucrania y de nuestros socios para evitar el engaño por parte de Rusia”, advirtió. 

El líder ucraniano subrayó que su gobierno ha sostenido más de 30 conversaciones con socios internacionales en los días previos a la cumbre.

La posición de Europa ante la negociación no es menor: mientras Trump asegura que quiere “medir la seriedad” de Putin en la búsqueda de la paz, ha causado inquietud entre sus aliados al sugerir que Ucrania podría ceder territorios actualmente bajo control ruso, incluso contemplando intercambios de tierras. 

Esta idea despierta temor en varias capitales europeas, donde insisten en que Kiev debe estar presente en cualquier diálogo para evitar concesiones que favorezcan a Moscú.