El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelensky, podrían sentarse frente a frente en las próximas dos semanas, en lo que sería el primer acercamiento directo entre ambos desde el inicio de la invasión rusa a gran escala en 2022.
El anuncio fue hecho por el canciller alemán, Friedrich Merz, quien detalló que la posible cumbre surgió gracias a los intentos del presidente estadounidense, Donald Trump, por encaminar negociaciones de paz.
SIN LUGAR PARA EL ENCUENTRO
Según Merz, Putin aceptó “en principio” la reunión durante una llamada telefónica que sostuvo ayer con Trump, mientras el mandatario estadounidense se encontraba en Washington reunido con Zelensky y una delegación de líderes europeos.
El lugar del encuentro aún no ha sido definido.
“Putin aceptó que habría un encuentro en un plazo de dos semanas”, declaró Merz. “No sabemos si el presidente ruso tendrá el valor de asistir a una cumbre de ese tipo. Por ello, se necesita persuasión”.
TRUMP BUSCA UN “PRIMER PASO” HACIA LA PAZ
El presidente estadounidense aseguró estar “muy contento” con los avances tras la cita del lunes, días después de haber mantenido una cumbre privada con Putin en Alaska.
“Todos están muy felices por la posibilidad de PAZ para Rusia/Ucrania”, publicó en su plataforma Truth Social, donde además confirmó que, una vez se concrete el cara a cara entre Putin y Zelensky, él se uniría a una posterior reunión trilateral.
En la reunión de Washington participaron también líderes de la Comisión Europea, la OTAN, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Finlandia, quienes, de alcanzarse un acuerdo, serían responsables de desplegar la mayor parte de las fuerzas de paz como garantía de seguridad para Ucrania.
EUROPA EXIGE GARANTÍAS
Merz subrayó que “es absolutamente claro que toda Europa debe participar” en el proceso de paz y en el establecimiento de compromisos de seguridad para Kiev. No obstante, el anuncio de la posible cumbre coincidió con un nuevo ataque ruso contra Ucrania.
En la noche del lunes 18 de agosto, Moscú lanzó 270 drones y 10 misiles contra la ciudad de Kremenchuk, en la región de Poltava, en el mayor bombardeo del mes.
Aunque no se registraron víctimas mortales, cerca de 1,500 hogares quedaron sin electricidad. El Ministerio de Defensa ruso aseguró que el objetivo fue una refinería que abastecía al ejército ucraniano.