Un tribunal marroquí condenó a la reconocida activista feminista Ibtissam Lachgar a dos años y medio de cárcel y al pago de una multa de 5.000 dólares por el cargo de blasfemia, en un fallo que ha encendido las alarmas de organizaciones de derechos humanos dentro y fuera del país.

La decisión se conoció la noche del miércoles, cuando el juez dictaminó que Lachgar, de 50 años, violó una sección del código penal que prohíbe ofender a la monarquía o al islam. La acusación se originó por una selfie publicada en internet en la que vestía una camiseta con mensajes considerados ofensivos hacia la religión.

Su abogada, Naïma El Guellaf, aseguró a la agencia AP que el equipo legal apelará la condena. 

“Este veredicto no solo es injusto, sino que también amenaza la libertad de expresión y opinión”, afirmó por su parte Hamid Sikouk, miembro de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos.

Nunca fue su intención ‘insultar’ al Islam

Durante la audiencia, Lachgar apareció con un pañuelo en la cabeza y visiblemente cansada. Ante el juez, insistió en que no buscaba ofender al islam y explicó que la camiseta portaba un mensaje político en contra de la violencia hacia las mujeres y las ideologías sexistas. 

Su defensa sostuvo que la publicación estaba protegida por el derecho constitucional a la libertad de expresión y calificó los cargos como inconstitucionales.

“Dios no es solo para los musulmanes, sino también para los cristianos y judíos. No veo ninguna ofensa al Islam en esa publicación. Yo soy musulmana y no me siento ofendida”, señaló El Guellaf.

El caso ha dividido a la opinión pública marroquí: mientras algunos ven la condena como una respuesta legítima a lo que consideran una provocación, otros la interpretan como un grave retroceso democrático. 

La presidenta de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, Souad Brahma, advirtió que la sentencia refleja una tendencia preocupante en materia de libertades.

Conocida por su activismo desafiante, Lachgar es psicóloga y cofundadora del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI). Desde hace años defiende los derechos de las mujeres y de las comunidades LGBTQ+ en un país donde las relaciones entre personas del mismo sexo siguen siendo ilegales y el sexo fuera del matrimonio está penalizado.

La activista ha protagonizado varias protestas que marcaron la agenda social marroquí. Una de las más recordadas ocurrió hace más de una década, cuando organizó frente al Parlamento una manifestación en la que parejas se besaban para apoyar a dos adolescentes acusados de indecencia tras publicar una foto en Facebook.