Ante la Asamblea General de la ONU, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, defendió la ofensiva militar en Gaza y aseguró que Israel “debe terminar el trabajo” contra Hamás, pese a la presión mundial por un alto al fuego.

El discurso, marcado por interrupciones, abandonos de delegaciones y manifestaciones en las calles cercanas a la sede de Naciones Unidas, reflejó el ambiente tenso en el que se encuentra el mandatario. 

“Los líderes occidentales pueden haber cedido bajo la presión. Les garantizo una cosa: Israel no lo hará”, declaró con un tono desafiante.

CRÍTICAS, AUSENCIAS Y ACUSACIONES

Al comenzar su intervención, decenas de delegados abandonaron la sala en señal de protesta. Mientras tanto, aplausos y gritos ininteligibles se escuchaban desde la galería. La delegación de Estados Unidos permaneció en su lugar, aunque tanto Washington como Londres enviaron a diplomáticos de bajo rango, evitando que sus principales representantes lo acompañaran.

Netanyahu respondió con dureza al reciente reconocimiento de un Estado palestino por parte de varios países europeos, calificándolo como una “vergonzosa decisión” que, según él, “alentará el terrorismo contra judíos y personas inocentes en todas partes”. 

También denunció un repunte del antisemitismo, asegurando que “no muere en absoluto”.

El líder israelí enfrenta acusaciones de crímenes de guerra en la Corte Penal Internacional, así como un proceso en el máximo tribunal de la ONU por supuestos actos de genocidio en Gaza, acusaciones que rechaza de manera vehemente.

Fiel a su estilo en Naciones Unidas, Netanyahu recurrió a recursos visuales: mostró un mapa titulado “La maldición”, usó un marcador para resaltar amenazas y portó un pin con un código QR que dirigía a información sobre los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023 y los rehenes aún en poder del grupo. Parte de su discurso lo dedicó a leer los nombres de 20 secuestrados que se cree siguen con vida.

La oficina del primer ministro aseguró incluso haber transmitido el discurso en Gaza mediante altavoces en la frontera y un supuesto control de teléfonos móviles, aunque periodistas de la zona no hallaron evidencia de ello.

UNA GUERRA CON COSTOS CRECIENTES

La ofensiva israelí en Gaza, iniciada tras los ataques de Hamás en octubre de 2023 —en los que murieron unas 1.200 personas en Israel y 251 fueron tomadas como rehenes—, ha dejado más de 65.000 palestinos muertos, el 90% de la población desplazada y un número creciente de fallecimientos por hambre, según datos de organismos internacionales.

Mientras más de 150 países ya reconocen un Estado palestino, Estados Unidos sigue siendo el principal aliado de Israel. Aun así, el presidente Donald Trump marcó límites al declarar que no permitirá la anexión de Cisjordania, pese a que miembros del gabinete de Netanyahu promueven esa medida.