Tradicionalmente, la temporada de Pascua en Suiza es una época festiva, especialmente para su célebre industria del chocolate, pero este año, el ambiente se ha vuelto agridulce debido al alza en los precios del cacao y a los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos a productos suizos.
Desde el gobierno hasta los chocolateros, relojeros y otros sectores clave de la economía, muchos en Suiza reaccionaron con sorpresa ante estas nuevas restricciones comerciales.
A pesar del impacto potencial, la respuesta general ha sido de cautela, adoptando una actitud de ‘esperar y ver’ antes de tomar decisiones.
Durante el Festichoc —el popular festival del chocolate en Ginebra celebrado el pasado fin de semana— los recientes aranceles anunciados por la administración Trump fueron un tema recurrente.
Por suerte, el ambiente entre los asistentes se mantuvo animado y los dulces suizos seguían siendo los protagonistas.
Desde el sábado, las exportaciones suizas a Estados Unidos están sujetas a un 10% adicional, que aumentará a un 21% más a partir del miércoles.
Según cifras oficiales, Estados Unidos es el segundo socio comercial de Suiza, después de la Unión Europea, y el comercio bilateral se ha cuadruplicado en las últimas dos décadas. Cabe destacar que, desde enero del año pasado, Suiza eliminó todos los aranceles industriales, permitiendo la entrada libre de aranceles para el 99% de los productos estadounidenses.
Mientras tanto, en Versoix, sede del Festichoc, el espíritu festivo se mantuvo intacto, con asistentes recorriendo los puestos con entusiasmo, degustando trozos de chocolate y admirando esculturas elaboradas con figuras de conejos y huevos de Pascua.
Julie Jammes, gerente de marketing de Canonica, un chocolatero de Ginebra, mantiene la esperanza de que los clientes estadounidenses continúen siendo fieles a la marca, sin embargo, también se da cuenta de la realidad.
“Me pongo en los zapatos del consumidor. Entiendo que si los precios suben demasiado, muchos podrían pensarlo dos veces antes de comprar. Estamos esperando un poco más, pero claramente es un shock para nosotros”.
Por su parte, la asociación suiza Chocosuisse también manifestó su decepción ante los aranceles, aunque confía en el sólido mercado local y no es para menos, ya que Suiza sigue siendo uno de los países con mayor consumo de chocolate per cápita en el mundo, con más de 10 kilogramos por persona al año.