Con una emotiva ceremonia, líderes mundiales y miles de fieles católicos dieron el último adiós al Papa Francisco este sábado en el Vaticano.
Aunque a la misa en la Plaza de San Pedro asistieron presidentes, príncipes y altos dignatarios, en la basílica de Santa María la Mayor —donde será enterrado— fueron reclusos, migrantes y personas sin hogar quienes le dieron la bienvenida.
Según cifras oficiales, alrededor de 250 mil personas asistieron a la ceremonia en el Vaticano, mientras otras 150 mil se congregaron en las calles de Roma para presenciar la histórica procesión fúnebre.
Por primera vez en un siglo, un papa fue despedido en cortejo: su sencillo ataúd de madera recorrió la ciudad en uno de sus antiguos papamóviles, entre aplausos y vítores de ‘¡Papa Francesco!’, hasta llegar a su lugar de descanso final, a unos seis kilómetros de la plaza.
A la llegada a la basílica, el ataúd fue recibido por inmigrantes, presos y personas sin hogar que sostenían rosas blancas. Dentro del templo, los portadores se detuvieron frente al icónico retrato de la Virgen María, tan venerado por Francisco.
Cuatro niños depositaron las rosas al pie del altar, marcando el inicio de la ceremonia final.
La homilía estuvo a cargo del cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien a sus 91 años ofreció un discurso animado y personal. Recordó al papa argentino como ‘el pastor del pueblo’, un hombre capaz de comunicarse con los más pequeños y desprotegidos de manera cercana y espontánea.
“Fue un papa del pueblo, con un corazón abierto hacia todos”, destacó Re, provocando aplausos al rememorar la firme defensa de Francisco por los migrantes, como su recordada misa en la frontera entre Estados Unidos y México o su visita a un campo de refugiados en Lesbos, Grecia, de donde rescató personalmente a doce migrantes.
En su último año de vida, Francisco continuó viajando a los rincones más olvidados del mundo, fiel a su misión de llegar a “los más periféricos de las periferias”.
La ceremonia también contó con la presencia de figuras de peso global. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el expresidente Joe Biden; el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy; el secretario general de la ONU, António Guterres; y el primer ministro británico, Keir Starmer, estuvieron entre los asistentes, junto al príncipe Guillermo y otras casas reales europeas.
El presidente argentino, Javier Milei, también ocupó un lugar destacado, pese a su tensa relación personal con el pontífice.
Un hecho inesperado marcó el evento. Antes del funeral, Trump y Zelenskyy sostuvieron una reunión privada dentro de la Basílica de San Pedro, una imagen que rápidamente captó la atención mundial dada la insistencia de Francisco en buscar una salida pacífica a la guerra en Ucrania.
Antes del funeral, Trump y Zelenskyy sostuvieron una reunión privada dentro de la Basílica de San Pedro. (Foto: Presidencia de Ucrania)
Desde el amanecer, la Plaza de San Pedro se tiñó de tonos rosados, mientras multitudes conmovidas buscaban un lugar para la misa. En las calles aledañas, pantallas gigantes transmitían el funeral para quienes no lograron ingresar.
La seguridad fue extrema: más de 2,500 policías, 1,500 soldados y hasta un torpedero en la costa conformaron el amplio dispositivo desplegado por las autoridades italianas para garantizar la seguridad de este adiós histórico.