Donald Trump y Vladimir Putin se encuentran en la base militar Elmendorf-Richardson en Anchorage, Alaska, para abordar el futuro de la guerra entre Ucrania y Rusia.
Este encuentro bilateral es presentado como el inicio de un proceso diplomático clave, aunque rodeado de desconfianza de Zelensky y sus aliados europeos.
Hoja de ruta hacia una cumbre tripartita
Si la reunión inicial tiene éxito, Trump planea convocar a Volodímir Zelensky a una segunda cumbre en formato tripartito con Putin.
De lo contrario, Trump anticipó que insistirá con un nuevo encuentro sin dudarlo.
Discurso de Trump sobre el ritmo de la negociación
Trump aseguró: “Soy presidente y no se va a andar con rodeos. En los primeros dos, tres, cuatro o cinco minutos sabré si vamos a tener una buena o mala reunión”.
Contexto geopolítico y desafíos
El encuentro ocurre en el marco de una guerra que ha durado más de tres años y está entre los conflictos más mortíferos de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Zelensky y socios europeos han cuestionado la eficacia de unas negociaciones que se desarrollan sin su participación directa.
Algunas fuentes señalan que existe el riesgo de que Rusia busque consolidar sus ganancias territoriales mientras negocia una tregua, lo que genera inquietud en Kiev y Occidente.
Dimensión simbólica de la cumbre en Alaska
La elección de Alaska como sede no es casual: simboliza la conexión histórica entre Estados Unidos y Rusia, además de representar una locación neutral, fuera del alcance de la Corte Penal Internacional, lo que facilita la presencia de Putin pese a las órdenes de arresto.
Actores y agenda complementaria
La cumbre incluye tanto conversaciones privadas como discusiones más amplias con delegaciones.
En representación de Estados Unidos asisten figuras como Marco Rubio, el enviado especial Steve Witkoff y otros altos funcionarios.
Pese a la tensión, Trump busca posicionarse como un negociador de paz con aspiraciones diplomáticas, mientras Putin puede proyectar su regreso a la escena global tras años de aislamiento.
Qué podría pasar si fracasa la cumbre
Un fracaso en el encuentro inicial podría dar paso a un escenario más dramático: la propagación de sanciones adicionales contra Rusia, la consolidación del conflicto sin solución diplomática y un mayor aislamiento del Kremlin en las esferas occidentales.