El ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica, Maxime Prévot, anunció que su país reconocerá al Estado de Palestina durante la próxima Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se celebrará en septiembre de 2025 en Nueva York.

Esta decisión posiciona a Bélgica junto a otros países europeos como Francia y Reino Unido, que también han manifestado su apoyo al reconocimiento de Palestina como estado soberano.

Justificación del gobierno belga

Prévot justificó la postura belga señalando el “drama humanitario” que se vive en la Franja de Gaza y las “violencias perpetradas por Israel” que, según él, violan el derecho internacional.

El ministro enfatizó que la decisión no busca sancionar al pueblo israelí, sino presionar al gobierno de Israel para que respete el derecho internacional y humanitario, con el objetivo de cambiar la situación sobre el terreno.

Sanciones contra Israel

Como parte de esta política, Bélgica impondrá doce sanciones contra Israel. Estas incluyen la prohibición de importar productos israelíes, la revisión de la política de compras públicas con empresas israelíes, restricciones en el sobrevuelo y tránsito de naves, y la declaración de ‘persona no grata’ para dos ministros israelíes considerados extremistas, varios colonos violentos y dirigentes de Hamás.

Prévot aclaró que cualquier acto de antisemitismo o apoyo al terrorismo por parte de sectores afines a Hamás será también denunciado con firmeza.

Contexto internacional

La decisión de Bélgica se enmarca en un contexto de creciente apoyo internacional al reconocimiento de Palestina como estado. Países como FranciaReino Unido y Australia han adoptado posturas similares, motivados por la situación en Gaza y la falta de avances en el proceso de paz en Oriente Medio.

Este movimiento refleja un cambio en la política exterior de varios países europeos respecto al conflicto israelo-palestino.

Reacciones internacionales

La postura de Bélgica ha generado diversas reacciones a nivel internacional. Mientras algunos países y organizaciones internacionales han aplaudido la decisión como un paso hacia una solución de dos estados, otros han expresado su preocupación por las posibles repercusiones en las relaciones con Israel y en el equilibrio de poder en la región.