La inteligencia artificial se convierte en un nuevo frente político y económico para la administración de Donald Trump, quien este miércoles presentó su “Plan de Acción de IA”, una ambiciosa estrategia nacional diseñada en colaboración con influyentes figuras tecnológicas de Silicon Valley que respaldaron su regreso a la Casa Blanca.
El plan, ordenado por Trump al inicio de su nuevo mandato en enero y elaborado en seis meses por asesores tecnológicos encabezados por David Sacks, exejecutivo de PayPal y actual “zar de IA” de la Casa Blanca, busca reorientar la política tecnológica de Estados Unidos tras la revocación de las medidas regulatorias implementadas durante la presidencia de Joe Biden.
Una agenda nacida en los pódcast
El anuncio fue coorganizado por el Foro Hill and Valley y el podcast All-In, donde inversionistas y emprendedores como Sacks y otros capitalistas de riesgo han dado forma a una visión de la IA centrada en el mercado, la innovación acelerada y la crítica al “sesgo liberal” de las plataformas tecnológicas.
El plan incluye propuestas del lobby tecnológico, como facilitar la exportación de tecnología de IA, agilizar la construcción de centros de datos —infraestructura crítica para entrenar modelos de IA— y relajar las regulaciones ambientales que actualmente obstaculizan estos desarrollos.
Guerra cultural y “sesgo ideológico”
Uno de los ejes más controversiales del plan es su postura contra el supuesto sesgo ideológico de las herramientas de IA como ChatGPT o Gemini de Google.
Según el documento, el gobierno no contratará empresas tecnológicas que no garanticen objetividad en sus sistemas y propone eliminar del marco regulatorio toda referencia a “desinformación, Diversidad, Equidad e Inclusión, y cambio climático”.
Sacks, que ha criticado la “IA woke” desde 2024, reforzó este discurso citando el caso del generador de imágenes de Google que mostró retratos étnicamente diversos al representar a los Padres Fundadores de Estados Unidos, un incidente que fue ampliamente explotado por aliados como Elon Musk, Marc Andreessen y legisladores republicanos.
Incentivos para el sector privado
El Plan de Acción también propone flexibilizar permisos y restricciones ambientales para la construcción de centros de datos y nuevas fuentes de energía. Trump ha vinculado el crecimiento de la IA con la necesidad de impulsar el gas, el carbón y la energía nuclear, en contraste con las recomendaciones climáticas internacionales.
Entre los beneficiados por esta agenda están compañías como OpenAI, que esta semana activó la primera fase de un gigantesco complejo de datos en Texas; Amazon, Microsoft, Meta y xAI, esta última propiedad de Musk, que también recibió un contrato reciente del Pentágono.
El documento sugiere incluso desincentivar regulaciones estatales en inteligencia artificial, proponiendo que las agencias federales limiten financiamiento a estados con “climas regulatorios adversos”.
Una propuesta legislativa previa para bloquear leyes estatales de IA durante una década fue rechazada por el Senado este mes, pero el tema sigue en debate.